Bueno, antes de que me critiquen “barato” (por decir lo menos), les puedo decir que estoy nueva y totalmente encantado con el Colegio, y que nunca he dejado de sentirme Ignaciano. Y a pesar de que es esto último lo que cuenta, vale la pena reflexionar sobre el Colegio…
Ahora al grano, más de un par de ustedes me había preguntado porqué no publicaba mi historia, y entre una y otra cosa pasaron los días… la verdad, no me animaba a escribirla a no ser que tuviera mi “tema” con el Colegio incorporado…
El Colegio te marca, pero algunas de esas marcas pueden no ser tan buenas o positivas… qué tipo de marca creen que produce estar condicional todos los años que pasaste en el Colegio? No voy a eludir responsabilidades… hacía tonteras? hacía muchas; me portaba mal? me portaba bastante mal; peleaba más de la cuenta? sí, parece que sí (!); la lista la pueden completar ustedes… a estas alturas, no creo que me lleguen más “anotaciones en la libreta”… pero la pregunta que me quedó a mí dando vuelta por mucho tiempo es “por qué nunca fui expulsado, finalmente?”. Sólo porque era una buena carta para entrar a la universidad…? Qué lata pensar eso…
Cuántos castigos me comí durante mi estadía en el Colegio…? Nos habremos acompañado con muchos de ustedes en algunos de ellos… pero hubo algunos desproporcionados… cuántos de ustedes sabían que a mí no me dejaron ir a ‘Trabajos de Verano’? Seguro pueden contestar mejor que yo todo lo que trasmite el Colegio respecto de los ‘Trabajos’, y ese tipo de actividades extracurriculares… me lo comí, también. Pero no se olvidó, por un buen tiempo.
Salí del Colegio “a las patadas”, desencantado… por éstas y otras razones que prefiero no recordar… no de ser ignaciano, por cierto que no, ni siquiera de los Jesuitas, pero sí del Colegio.
Entré a la Católica, a Ingeniería Civil Industrial, con varios de ustedes… y la cosa “mejoró”… en la universidad son todos iguales… los profesores no tienen siempre la razón (!) y encontré varios nuevos amigos… incluidos algunos de ustedes…..
Y estudié, y lo pasé la raja en la universidad, y también trabajé, y fui ayudante, y vendedor de calculadoras, y no recuerdo qué más….
En la universidad conocí a la mujer que hoy es mi señora. A punta de ayudarla con sus tareas la convencí de que era buen partido…… no me fue tan mal…….
Y en eso estaba cuando el Tucán Hernández me llamó para que fuera ‘Monitor’ de ‘Trabajos de Fábrica’ para 3º Medio… y obviamente acepté…. hasta monitor de confirmación para la parroquia de Maipú fui esos años……
Se pasó volando ese tiempo… muy bueno, por cierto, muy bueno!
Y me puse a hacerle clases de computación a un gerente de Copec. Y cuando egresé de Ingeniería me contrató como Analista Financiero… me casé a los pocos meses, en Octubre de 1997. Y bendijo nuestro matrimonio el Padre Montes. Y todavía me arrepiento de no haberme despedido de él con un abrazo, como correspondía; sólo le di las gracias…Y trabajé muchos meses en las noches y los fines de semana para sacar mi memoria de título, que por cierto, si no hubiera sido por la Paula, nunca habría entregado….. así me titulé, a principios del ’98.
El último día de ese 1998 nació la Virginia, a las 8:34 AM. Y la vida cambió. Para siempre. Ser padre es lo mejor que me ha pasado!

Y a mediados de ese año armé una pequeña empresa de computación… de noche y los fines de semana la hicimos funcionar; la Paula toda la distribución y papeleos varios; yo, ventas y soporte técnico… Y nos fue bien!
El año 2000 fue nuestro encuentro de 10 años de salidos del Colegio… y el recuerdo que tengo de él no es bueno. No tanto por los seguramente merecidos “awards” que me llevé a la casa, si no que porque sí recuerdo que algunos compañeros no fueron sólo por el hecho de haber sido nominados a tal o cual “pica de oro”. Hay algunos a los que el “cuero de chancho” nunca se les desarrolló… Y es verdad que nos cagamos de la risa, pero siempre quedé con un recuerdo un poco amargo, de que nos habíamos juntado a puro reírnos de los demás… otro poco! Mi castigo por haberlo hecho tanto años durante el Colegio? Tal vez.
En es tiempo decidí irme a estudiar fuera… y partí tomando clases de inglés… que no fueron para nada efectivas…… y terminé haciendo un curso de cinco semanas en Berkeley, que menos mal sirvió.
Y el 2001 hicimos las maletas, y partimos a Ithaca, un pueblito al noroeste de Nueva York, a unos 350 kilómetros de Manhattan. Un MBA en Cornell University, por dos años. Llegamos a un departamento “pelado” – literalmente. La tarea de armarlo fue muy entretenida… aunque resistimos durmiendo en el suelo sólo un par de días…

Llevábamos muy poco tiempo ahí cuando fue el atentado a las Torres Gemelas. Y ver cómo sufrieron los gringos fue súper fuerte… ir a Nueva York esos meses después del atentado es algo que no se te olvida fácilmente.
Y estudié, y hasta ayudante de ‘Financial Modeling’ un “quarter” fui… trabajé el verano (junio-agosto) del 2002 en Houston, para una empresa de ingeniería. Nos fuimos en auto desde el norte del estado de Nueva York, hasta el centro-sur de Texas (seguro alguno vio la película “Road Trip”); más de 2.500 kilómetros, en lo que fue uno de los viajes más entretenidos que hemos hecho… echamos la casa, bueno, el depto arriba de la van, y partimos.

Con mucha suerte, estos gringos querían abrir una oficina de representación en Chile, y ésa fue una de las pegas que me tocó hacer… de los dos meses y medio de “internship”, pasamos 10 días en Santiago… nada mal, eh?

A la vuelta pasamos por la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida, a curarme de algunos males (!), y estuvimos ahí tres días. Seguimos al norte, y después de un par de paradas estábamos de vuelta en Ithaca para lo que sería nuestro último año en Cornell.
El 2 de enero del 2003 nació la Beatriz, a las 2:15 AM. Y pasamos unos sustos enormes porque los gringos son a veces exagerados… menos mal fue sólo un susto!

Volvimos a Chile en junio del 2003, dejando atrás muy buenos amigos… menos mal las comunicaciones hoy día son lo que son! Yo entré a trabajar al Banco de Chile, donde sigo hasta hoy día, y la Paula entró a Unilever. El aterrizaje en Santiago fue mucho más forzoso que lo que había sido llegar a EE.UU. con una mano por delante y la otra por detrás… parece que nos habíamos acostumbrado demasiado a la vida gringa; a la vida de familia como núcleo único, sin parientes hacia arriba o el lado… pero nos hemos acostumbrado… Y volvimos porque los dos estamos convencidos de que estamos en una posición privilegiada para aportar – aunque sea con un pequeño grano de arena – al desarrollo de nuestro país.
Con la entrada al colegio en Marzo del año siguiente vino mi primer reencuentro con el Colegio. Estuve con un par de ustedes que eran, a partir de esa fecha, apoderados del Colegio… los hijos de mis amigos entraban al San Ignacio…! Y me dio envidia, y fue súper bueno… fue bueno verlos tan contentos, y tan Ignacianos! Siempre había dicho, mitad en serio, mitad en broma, que Dios me había premiado enviándome sólo hijas mujeres – por lo conflictivo que sería ser aceptado en el San Ignacio – nunca fue tan palpable y evidente la “mitad en serio”.
En Agosto nació la última de las Orchard Ruiz, la María Elisa, el 26 de agosto a las 4:10 AM.

A esa altura del año ya estaba metido en la organización del CEO Summit – el encuentro de empresarios que se hizo junto con el APEC a fines de 2004. A los que creen que la organización de eventos es algo light (me sumaba), que no se equivoquen… puede ser “algo” demandante. Si no, pregúntele a mi señora. Terminé con todo a principios del 2005, y volví al Banco…
Y en ese mismo tiempo pasó otra cosa que me acercó un poco más al Colegio. Una tía mía, joven, muy cercana a la Paula y a mí, quería cambiar a sus hijos de colegio al San Ignacio… y yo viví con ella todo el proceso de postulación… un poco como testigo, y otro poco como motivador en busca del cambio….. cuando fueron aceptados me alegré tanto, tanto….. estaba cerca de mi reconciliación completa con el Colegio… la que llegó después, una vez que estos primos ya eran alumnos regulares… sólo escucharlos trasmitir del Colegio, y cómo al corto tiempo ya eran unos completos ignacianos, me tocó el corazón. Y por cierto que la “mitad en broma” pasó a ser la mitad de la mitad…
Así que cuando me pidieron que ayudara promocionando el Cincuentenario, acepté encantado… y espero que más de alguno haya recibido mis correos pidiendo que se inscribieran en la página del Colegio… y que se inscriban!!
Finalmente, en uno de esos ir y venir apareció el Guillo, y el resto es para ustedes historia conocida.